¿Os habéis parado alguna vez en contemplar la vida? Sí, ese efímero camino que recorremos en el día a día, ciegos, ante la incertidumbre de lo que va a pasar. El Futuro... Incierto. Y, es curioso, pero en el momento más inesperado, el camino se puede torcer, podemos encontrar un obstáculo o un maravilloso paisaje que, si somos capaces de pararnos a contemplarlo, jamás volveremos a olvidarlo. Sin embargo, otras veces, nos ensimismamos tanto en el futuro, en el qué pasará, en los insignificantes planes a largo plazo que tenemos que se nos olvida valorar las cosas que en nuestro camino hay en ese momento... cuando, lo más bello, se encuentra a tan solo 2 pasos.
Y es que la vida son momentos, apenas segundos que se escapan de nuestros dedos y, cuando creemos que es imposible que nada nos pueda sorprender, la sorpresa se encuentra a la vuelta de la esquina. Sólo tenemos que saber abrazarnos a ella en el momento que llegue. Sacar partido a todo lo que nos brinda la vida, porque, un momento malo, siempre nos ayudará a valorar más un momento mejor.
Y, ahora, explorando el momento en que vivo.... no puedo más que decir que es uno de mis mejores momentos. ¿Quién me dijo a mí que mi hermana, esa niña pequeña con la que peleaba constantemente, se convertiría en una persona imprescindible?¿Quién habría imaginado que encontraría amig@s con los que pudiera hacer y decir de todo sin sentir la presión del que dirán, eso que llamamos Amigos de Verdad? ¿Quién habría pensado que en el momento más alocado de mi vida ésta daría un vuelco hacia el corazón? ¿Quién hubiera imaginado que me enamoraría de una persona con la que poder compartirlo TODO? Pero no todo es un oasis de ilusión y, toda rosa, tiene espinas... ¿Quién habría imaginado hace unos años que una de las personas que más quería se iría de mi lado? ¿Quien habría pensado que hermanos tan unidos se separarían por temas tan superficiales? ¿Quién hubiera imaginado que me tocaría luchar contra el Dragón Escéptico del que me salvaron a mí?... No obstante, haciendo un Balance, sólo puedo sentir que SOY FELIZ.
La Felicidad es como un pastel, que puede ser exquisito con los ingredientes adecuados... sin embargo, a veces, nos faltan algunos ingredientes que son imprescindibles. La confianza en uno mismo, aceptarnos tal y como somos... querernos a nosotros mismos... Porque esto es muy importnate a la hora de enfrentarnos a la realidad que, en ocasiones, puede ser como el diamante... dura y frágil. Debemos encontrar nuestras carencias, aquellas pequeñas cosas que nos impiden ser felices... aceptarlas y, si podemos, mejorarlas. Y eso es lo que yo voy a intentar hacer... Por todas aquellas personas que me quieren, POR MÍ MISMA.
Sólo acabar con una palabra, que puede parecer poco, pero que dice mucho... dirigida a vosotr@s, esas personas que me queréis y que, al leerla, esbozaréis una sonrisa...
Gracias**
A todo el mundo le gusta el resplandor con el que la luna ilumina las noches estrelladas. A veces, es la única que nos abre el camino en la noche.Otras , decide esconderse tras las nubes o perfilar su cuerpo tras una sonrisa. Incluso, a veces, apaga su luz...dejándonos a oscuras.La vida, al igual que las noches, está llena de lunas:personas, circunstancias, aspiraciones, sentimientos...que nos ayudan a continuar, a perseguir nuestros sueños... A vivir...
viernes, 30 de diciembre de 2011
domingo, 30 de octubre de 2011
Orden de Prioridades
El puente estaba atestado, la caravana parecía alargarse hasta el infinito. Sin embargo, la velocidad parecía superar los límites para una situación como aquella. Sólo una expresión podía
dar una explicación coherente a aquello: hora punta. De pronto, el jaleo matutino fue irrumpido por un fuerte ruido, al instante mis sentidos reconocieron el sonido de la ambulancia. Un accidente. Pero, como siempre, no me había ocurrido a mí. En el telediario, en la vida cotidiana, incluso en el vecindario, vemos múltiples accidentes; accidentes que pasan rozándonos apenas en el consciente y que en el subconsciente apenas si pasan la barrera de la preocupación. Realmente creemos que nunca nos sucederá a nosotros, que somos inmunes ante cualquier situación… Hasta que sucede…
Comencé a incorporarme al carril, por el retrovisor vi reflejado el coche de atrás y calcule la distancia para no chocarme con él. Miré hacia adelante… No podía ser… todos los coches estaban frenando abruptamente. El coche de enfrente parecía acercarse peligrosamente. Mis reflejos me impulsaron a pisar el freno. El coche chirrió, la voz apenas me salía de las entrañas, ni tan siquiera pude soltar un gemido. Y, lo inevitable, acaeció.
A veces las banalidades inundan nuestros sentidos. Preocupaciones sin importancia que transforman en un océano una gota de agua. ¿Qué nos pasa por la cabeza? ¿Por qué nos creemos inmortales en un mundo en el que la mortalidad es la reina? Aquella noche necedades inundaban mi cabeza, transformadas en aprensiones por mi intelecto: Estudios, viajes, la nostalgia por alguien que pronto iba a ver… Cristales terminaron recorriendo carreteras en mis mejillas y el ahogo parecía inundarme toda.
A veces las banalidades inundan nuestros sentidos. Preocupaciones sin importancia que transforman en un océano una gota de agua. ¿Qué nos pasa por la cabeza? ¿Por qué nos creemos inmortales en un mundo en el que la mortalidad es la reina? Aquella noche necedades inundaban mi cabeza, transformadas en aprensiones por mi intelecto: Estudios, viajes, la nostalgia por alguien que pronto iba a ver… Cristales terminaron recorriendo carreteras en mis mejillas y el ahogo parecía inundarme toda.
Recuerdo a mi abuela, con su sonrisa afable y su forma de transformar la realidad, “No hay mal que por bien no venga”, decía… y aquel día entendí lo que quería comunicarme.
El coche chocó, por un momento el aire dejó de llegarme a los pulmones. Sé con certeza que me golpeé, pero la realidad se difumina en mi pensamiento, y apenas puedo recordar una reminiscencia de aquello. No ha pasado una semana, y la imagen me aparece difusa. Mis primeros pensamientos fueron claros: Estoy viva; Estoy bien; y, curiosamente, el siguiente pensamiento fue el temor a que mis padres me regañaran, porque el coche no había quedado tan bien parado.
Salí del coche. Tiritaba. No sé si de frío o de miedo, o quizás ambos se mezclaron en un revuelto en el que el llanto lo acompañaba todo. No me podía tranquilizar. E, inmediatamente, mi maquiavélica mente comenzó a delirar con otros accidentales finales menos placenteros. El miedo a perder a alguien que quieres era el que más me carcomía por dentro.
Estaba asustada. Pero pronto me tranquilicé y, aquel día, vi las cosas de otro color. El Sol parecía brillar más, contrastado con un cielo más azul. Aquellas aprensiones que me mordían el alma, se transformaron en apenas un mero trámite del que ya me encargaría más tarde. Planes con gente querida que pensaba atrasar o que veía lejanos pensé en adelantarlos. No quería perder un segundo de mi tiempo. Mi orden de prioridades había sufrido un fuerte cambio, un huracán había irrumpido en mi pulcra lista caotizando la situación.
Salí del coche. Tiritaba. No sé si de frío o de miedo, o quizás ambos se mezclaron en un revuelto en el que el llanto lo acompañaba todo. No me podía tranquilizar. E, inmediatamente, mi maquiavélica mente comenzó a delirar con otros accidentales finales menos placenteros. El miedo a perder a alguien que quieres era el que más me carcomía por dentro.
Estaba asustada. Pero pronto me tranquilicé y, aquel día, vi las cosas de otro color. El Sol parecía brillar más, contrastado con un cielo más azul. Aquellas aprensiones que me mordían el alma, se transformaron en apenas un mero trámite del que ya me encargaría más tarde. Planes con gente querida que pensaba atrasar o que veía lejanos pensé en adelantarlos. No quería perder un segundo de mi tiempo. Mi orden de prioridades había sufrido un fuerte cambio, un huracán había irrumpido en mi pulcra lista caotizando la situación.
Quería Vivir.
lunes, 24 de octubre de 2011
Mi blog...
Apenas sabía leer cuando, un sueño comenzó a perfilarse... un sueño que había abandonado hace unos años y que, una noche de luna, en la ciudad de Genova, me hizo retomar...
A todo el mundo le gusta el resplandor con el que la luna ilumina las noches estrelladas. A veces, es la única que nos abre el camino en la noche. Otras, decide esconderse tras las nubes o perfilar su cuerpo tras una pícara sonrisa. Incluso, de vez en cuando, apaga su luz...dejándonos a oscuras. La vida, al igual que las noches, está llena de lunas: personas, circunstancias, aspiraciones, sentimientos...que nos ayudan a continuar, a perseguir nuestros sueños...
A vivir...
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